En septiembre de 2023, la UNESCO publicó su primera guía sobre el uso de la Inteligencia Artificial (IA) generativa en la educación y la investigación, subrayando la urgencia de regular estas tecnologías emergentes. La organización de Naciones Unidas para la Educación, respondía así a la rápida incorporación de IA en los sistemas educativos, desde la inclusión de estudiantes en zonas remotas hasta la necesidad de proteger datos y asegurar la equidad.

Una de las ventajas más destacadas de la IA en la educación es su capacidad para proporcionar apoyo personalizado. Herramientas como ChatGPT pueden adaptarse a las necesidades individuales de los estudiantes, especialmente aquellos con discapacidades o que residen en áreas rurales. Por ejemplo, en la provincia de Mendoza, Argentina, un sistema de alerta temprana utiliza IA para identificar a estudiantes en riesgo de abandonar la escuela. Este programa ha permitido a las autoridades educativas intervenir de manera oportuna, ajustando estrategias para retener a los alumnos y mejorar su desempeño académico.

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Sin embargo, la introducción de IA también amplía la brecha digital. Los estudiantes en zonas con acceso limitado a Internet o dispositivos adecuados quedan en desventaja frente a aquellos en entornos mejor equipados. En respuesta, la UNESCO ha instado a los gobiernos a desarrollar políticas que aseguren un acceso equitativo a estas tecnologías, destacando la importancia de la inclusión digital para no dejar a ningún estudiante atrás.

El uso de IA en la educación no está exento de riesgos. La privacidad de los datos y la seguridad son preocupaciones centrales. La UNESCO ha enfatizado la necesidad de establecer normas claras que regulen la recolección y el uso de datos en las aplicaciones de IA. Además, se deben tomar medidas para evitar que la IA reproduzca sesgos o discriminaciones inherentes en los datos de entrenamiento históricos.
Por ejemplo, el programa de alerta temprana en Argentina no solo monitorea el desempeño académico, sino que también rastrea las circunstancias personales de los estudiantes. Esta recopilación de datos sensibles debe manejarse con extrema cautela para proteger la privacidad de los alumnos y evitar cualquier uso indebido.

 

Rol de los profesores

La IA tiene el potencial de transformar el rol de los docentes, liberándolos de tareas rutinarias como la planificación de clases, la preparación de materiales y la evaluación de alumnos. Esto podría permitir a los maestros dedicar más tiempo a la interacción directa con los estudiantes y a la enseñanza personalizada. Sin embargo, la dependencia excesiva de la tecnología puede reducir la autonomía de los docentes y convertir la educación en un proceso excesivamente mecanizado.

Stuart J. Russell, profesor de informática en la Universidad de Berkeley, señala que aunque la IA puede ser una herramienta valiosa, siempre se necesitará la presencia humana para comprender y guiar a los estudiantes. La interacción social y el desarrollo del pensamiento crítico no pueden ser completamente delegados a las máquinas.

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En regiones como África y América Latina, la IA está demostrando ser una herramienta poderosa para superar barreras educativas. En Sierra Leona, por ejemplo, una colaboración entre la ONG EducAid y la empresa FabData ha desarrollado un sistema de IA que apoya a los docentes a través de WhatsApp, proporcionando sugerencias pedagógicas y mejorando la enseñanza en contextos con recursos limitados.

De manera similar, en Ghana, durante la pandemia de COVID-19, la IA permitió a los estudiantes continuar su educación a través de plataformas digitales. Estos ejemplos muestran cómo la tecnología puede adaptarse a diversas circunstancias para mejorar el acceso y la calidad de la educación.