Una empresa de telecomunicaciones se enfrenta a una multa significativa por su papel en la difusión de una llamada fraudulenta que utilizó inteligencia artificial para imitar la voz del presidente Joe Biden. Este caso, que ha sido calificado como un ejemplo sin precedentes de uso malicioso de deepfakes en la política estadounidense, ha culminado con Lingo Telecom aceptando pagar una multa de $1 millón y someterse a una supervisión más estricta por parte de las autoridades federales.
El deepfake y sus consecuencias
A principios de este año, los votantes de New Hampshire recibieron una llamada robocall que imitaba la voz del presidente Biden. Esta llamada, generada mediante inteligencia artificial, instaba a los ciudadanos a no votar en las primarias demócratas de enero. La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) respondió rápidamente, identificando a Life Corporation, una empresa con sede en Texas, como la responsable detrás de esta y otras estafas similares. Como resultado, la FCC impuso una multa de $6 millones a la compañía y a una persona asociada.
Sin embargo, el caso no terminó ahí. Los estafadores contaron con la ayuda de Lingo Telecom, una empresa que ya había estado involucrada en actividades sospechosas en el pasado. Lingo, que anteriormente operaba bajo otros nombres como Ameritel, Excel, y Startec, fue clave en la distribución de las llamadas fraudulentas utilizando números de teléfono falsificados. Este comportamiento llevó a la FCC a imponer una multa de $1 millón a Lingo y a exigirle que cumpla con nuevas regulaciones más estrictas.
Primera acción contra deepfakes en política
Este incidente marca la primera vez que una tecnología deepfake se utiliza en un contexto político a nivel nacional en Estados Unidos, lo que ha generado gran preocupación entre las autoridades. Jessica Rosenworcel, presidenta de la FCC, enfatizó la importancia de esta acción, subrayando que "todos merecemos saber que la voz al otro lado de la línea es exactamente quien dice ser". Además, la funcionaria destacó que cualquier uso de inteligencia artificial en comunicaciones debe ser transparente para los consumidores.
El consultor político Steve Kramer, quien orquestó la llamada robocall como un supuesto "truco" para crear conciencia sobre los peligros de los deepfakes, también enfrenta consecuencias severas. Kramer, que en ese momento trabajaba para una campaña rival, ha sido acusado de 26 cargos criminales por intimidación de votantes y suplantación de funcionarios en New Hampshire. Asimismo, el Departamento de Justicia de EE. UU. ha respaldado una demanda civil presentada contra Kramer por la Liga de Mujeres Votantes.
Este caso pone de manifiesto los peligros crecientes del uso de tecnologías avanzadas para manipular la opinión pública y subraya la necesidad de una regulación estricta para evitar que las deepfakes se conviertan en una herramienta común en la desinformación política. Al responsabilizar a Lingo Telecom por su papel en este escándalo, las autoridades envían un mensaje claro de que no se tolerarán ni la interferencia electoral ni las tecnologías engañosas.