Hace unos meses, Harvey Mason Jr., director ejecutivo de la Academia de Grabación, generó polémica al anunciar que los prestigiosos premios Grammy aceptarían música creada con inteligencia artificial. Aunque en un principio causó confusión, Mason aclaró que solo los humanos pueden enviar trabajos para consideración, aunque la IA puede utilizarse en el proceso creativo.

Mason explicó que la Academia está evaluando el uso de la IA en la música y destacó la importancia de celebrar la creatividad humana al más alto nivel. Este tema ha generado debates en la industria musical, ya que muchos se preguntan cómo afectará la IA a los derechos de autor, las regalías y la autenticidad del trabajo artístico.

 

Preocupaciones en la industria 

El auge de la IA ha traído consigo una serie de preocupaciones. Algunos artistas temen por su futuro, mientras que otros ven oportunidades. Por ejemplo, el músico Devante expresó que la IA no debería tener un lugar en la creación musical, ya que facilita que otros se apropien del trabajo que a él le ha costado años desarrollar. Por otro lado, un músico anónimo, que también trabaja en una empresa de tecnología, sugirió que la IA podría ofrecer nuevas oportunidades, comparando la situación con la revolución industrial.

Actualmente, la IA se utiliza principalmente en procesos técnicos como la masterización y la ecualización de sonidos, pero las preocupaciones principales giran en torno a la obtención de los permisos necesarios para usar el trabajo de los artistas, el reconocimiento adecuado de los créditos humanos frente a los generados por IA, y la compensación justa.

 

Proteger la creatividad humana

Para abordar estos desafíos, Mason ha cofundado la Human Artistry Campaign, que busca establecer normas más estrictas en torno al uso de la IA en la música. Además, apoya legislaciones como la No AI Fraud Act y la No FAKES Act, diseñadas para proteger la identidad y la obra de los creadores frente a las falsificaciones generadas por IA.

A medida que la IA se integra más en la industria musical, Mason enfatiza la necesidad de proteger a los artistas humanos y asegura que la industria encontrará una manera justa de adaptarse a esta nueva tecnología, similar a cómo lo hizo en el pasado con el uso de sintetizadores y el muestreo de música.