La industria del cine ha sido testigo de avances tecnológicos impresionantes en las últimas décadas. Uno de estos avances es la capacidad de recrear digitalmente a actores fallecidos mediante CGI (Computer-Generated Imagery) e inteligencia artificial. Disney, uno de los gigantes de la industria cinematográfica, ha estado en el centro de esta polémica, particularmente con su uso de estas tecnologías en películas como Rogue One: A Star Wars Story o El ascenso de Skywalker. Sin embargo, la práctica de "revivir" a actores fallecidos ha generado críticas y demandas, lo que ha desencadenado un intenso debate sobre los límites éticos y legales del uso de la tecnología en el cine.
Una de las polémicas más destacadas en torno a Disney surgió con el lanzamiento de Rogue One, parte del universo cinematográfico de Star Wars. En esta película, el actor británico Peter Cushing, fallecido en 1994, fue recreado digitalmente para retomar su icónico papel como el Gran Moff Tarkin. Aunque visualmente impresionante, la recreación de Cushing a través de CGI levantó una gran cantidad de críticas por parte de la audiencia, la industria del cine y de sus familiares.
Uno de los principales problemas radica en que el actor había estipulado de manera oral que su imagen no podría ser replicada sin el consentimiento expreso de sus representantes. A pesar de este acuerdo, la imagen digital de Cushing fue utilizada en la película, lo que llevó a que Disney se enfrentara a una demanda. Los demandantes argumentaron que la recreación violaba los deseos del actor y planteaba cuestiones sobre el respeto hacia los derechos post mortem de los artistas.
En caso de que la denuncia llegue a puerto, no parece tener mucha más trascendencia para Disney que llegó a un acuerdo con el representante de Cushing por 36.000 dólares para solventar el problema de los derechos audiovisuales del actor. La polémica (y denuncia) llega porque Freddie Francis, amigo del actor y director de cine fantástico pide a Disney una indemnización de 650.000 euros para la familia en concepto de derechos de imagen.
Una tendencia
El caso de Peter Cushing no es el único que ha puesto a Disney en el ojo del huracán. La empresa ha mostrado un creciente interés en utilizar tecnología CGI y herramientas impulsadas por inteligencia artificial para "revivir" actores fallecidos en sus producciones, bien por nostalgia, bien porque son importantes para el desarrollo de la trama de la película. Por ejemplo, Carrie Fisher, quien interpretó a la Princesa Leia en la saga Star Wars, también fue recreada digitalmente tras su muerte para finalizar su participación en Star Wars: The Rise of Skywalker. También un joven Luke Skywalker fue recreado para hacer su aparición en uno de los capítulos de The Mandalorian.
Si bien muchos espectadores ven estas recreaciones como un homenaje a los actores fallecidos, otros consideran que esta práctica plantea dilemas éticos. Las cuestiones sobre si los actores habrían consentido el uso de su imagen después de su muerte, o si se está explotando comercialmente su legado, están en el centro de este debate.
Pero ya son muchas las franquicias que se han apuntado a la moda de recuperar personajes como en el caso de Alien, con una réplica digital de Ian Holm, el androide Ash, que apareció en Alien: Romulus. Pero también hizo su aparición vía CGI Harold Ramis en Cazafantasmas, Paul Walker en Fast & Furious o a Christopher Reeve en Flash. Otros tantos como Schwarzenegger en Terminator o Brad Pitt con Benjamin Button, han sido rejuvenecidos o envejecidos también con esta tecnología.
Legalidad y ética
El uso de CGI para recrear actores fallecidos ha generado múltiples demandas contra Disney. Los herederos de los actores, en varios casos, han sostenido que las productoras están violando los derechos de imagen post mortem. Aunque las leyes varían según el país, algunos herederos han argumentado que estas recreaciones representan una explotación injusta de los legados de sus familiares.
Además de los problemas legales, las implicaciones éticas de esta práctica son motivo de gran preocupación. La pregunta clave es: ¿hasta qué punto está bien utilizar la imagen de una persona que ya no puede dar su consentimiento? Aunque algunos actores han firmado contratos en los que permiten el uso de su imagen digital tras su muerte, muchos otros no han dejado instrucciones claras al respecto, porque nadie pensó que el cine llegaría a estas cotas tecnológicas.