Tras el cisma el pasado noviembre, que llevó a la salida de Altman de la compañía, OpenAI ha sufrido reveses en su hoja de ruta. LA última prueba de esto es el retraso de la esperada nueva versión de ChatGPT, su mundialmente conocida inteligencia artificial.
Ahora la fecha se espera para finales de 2025 o principios de 2026. En un mundo donde la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, ¿puede OpenAI permitirse este compás de espera sin perder su liderazgo? Cabe recordar que hace solo unos meses ChatGPT presentó sus últimas novedades, que incluían GPT-4o, protagonizado por un uso de la voz mucho más vivo y adaptable, y que trajo problemas por el supuesto parecido de la voz de la IA con la de Scarlett Johansson.
Aquello es solo lo anecdótico, porque el gran cambio fue ampliar el acceso a usuarios gratuitos a multitud de funciones hasta ahora solo válidas para miembros de pago. Esto hizo que se hablara de que la llegada de GPT-5 sería lo que marcaría la siguiente frontera entre usuarios de pago y gratuitos… pero si ahora no llega, las dudas aumentan sobre la capacidad de OpenAI de generar dinero con sus suscriptores.
Desde su creación, OpenAI ha estado a la vanguardia de la inteligencia artificial, sorprendiendo al mundo con cada nueva iteración de sus modelos de lenguaje. GPT-3 y GPT-4 han sido ampliamente reconocidos por su capacidad para generar texto coherente y relevante, estableciendo nuevos estándares en la tecnología de IA. Sin embargo, el retraso en el lanzamiento de GPT-5 ha suscitado preguntas sobre la capacidad de OpenAI para mantener su ritmo de innovación.
A pesar del retraso, la CTO de OpenAI, Mia Murati, ha comparado el avance de sus modelos de lenguaje con el desarrollo humano: GPT-3, con inteligencia similar a la de un niño pequeño; GPT-4, con la de un estudiante de secundaria; y ahora GPT-5, prometiendo habilidades de nivel doctoral en tareas específicas. Esta evolución no es trivial. Alcanzar un nivel de "inteligencia propia de un doctorado" requiere avances significativos en memoria y capacidad de razonamiento, áreas donde los modelos actuales todavía enfrentan limitaciones.
¿Es el retraso una estrategia calculada?
El mercado de la inteligencia artificial es ferozmente competitivo. Empresas como Google, Microsoft y otras startups están constantemente presentando innovaciones. En este contexto, un retraso puede parecer una debilidad, pero también puede ser una estrategia calculada.
Al posponer el lanzamiento de GPT-5, OpenAI podría estar asegurándose de que el nuevo modelo no solo cumpla con las expectativas, sino que las supere, ofreciendo capacidades verdaderamente revolucionarias. Sin embargo, la demora en el lanzamiento de GPT-5 podría dar ventaja a los competidores de OpenAI. Mientras la empresa se toma su tiempo para perfeccionar su modelo, otros jugadores en el campo de la inteligencia artificial están lanzando nuevas herramientas y mejoras. Esta situación plantea una pregunta de fondo: ¿puede OpenAI permitirse el lujo de esperar sin perder su posición dominante en el mercado?
Murati ha destacado que GPT-5 tendrá capacidades avanzadas de memoria y razonamiento, permitiéndole alcanzar un rendimiento similar al humano en tareas específicas. Este avance podría abrir nuevas aplicaciones en campos como la investigación científica, la educación y la medicina, donde la capacidad de manejar y analizar grandes volúmenes de datos de manera inteligente puede ser diferencial.