Durante el evento EMEA NewLaw Summit, organizado por PwC, se debatió sobre los retos de la profesión jurídica ante la IA.

En la mesa redonda participaban tres directivos de grandes corporaciones. Y la conclusión fue clara: el papel del profesional jurídico se transformará en los próximos años. Con la moderación de Patricia Manco, socia de PwC Tax & Legal, los participantes apuntaron las tendencias que vislumbran en sus propias empresas y en todo el sector.

El encuentro se produjo en el marco de la EMEA NewLaw Summit, un evento organizado por PwC y centrado en el impacto de las nuevas tecnologías en los ámbitos legal y fiscal. Se empezó por lo obvio. Todos los participantes coincidían en que la función jurídica se está tecnificando. “Está claro es que la presión cada vez es mayor y tenemos que adaptarnos de la mejor manera posible”, apuntaba Ana Gómez, directora de grupo y vicesecretaria de la junta directiva de Amadeus.

Durante la mesa redonda se profundiza en lo que está por venir para la profesión legal. “Creo que el perfil del abogado de empresa va a cambiar”, señala Pablo Olivera, responsable del departamento legal de Aleatica. “Hasta ahora necesitabas especialistas en cada materia. Y seguramente va a haber una parte de derecho común o de derecho no superespecializado que nos lo va a dar la inteligencia artificial. El perfil del abogado va a cambiar un poco a un gestor. Tendrás que tomar decisiones con mucha más rapidez”.

Olivera expresaba su opinión de que los despachos asumirían la parte más especializada del derecho, mientras que las tareas que no aporten mucho valor añadido las hará la inteligencia artificial: “Vamos a tener abogados, gestores, conocedores de la tecnología, que van a tener que manejarse bien en las empresas. Y, por otro lado, abogados superespecializados en los despachos”.

Otro de los participantes, Asier Crespo, director legal de Microsoft España y Portugal, adujo que la transformación tecnológica se produce en todos los clientes con los que trabaja su compañía. Puso el acento en la dificultad de implementación, que implica a distintas áreas de una empresa: “No es el típico proyecto de Plug and Play, no es el típico proyecto que lleva el departamento de IT, como la implantación del Excel o del Word”. Es necesario que el departamento de IT colabore estrechamente con el jurídico desde el principio. Este tiene que poner sobre la mesa sus necesidades, mientras que los técnicos deben plantear posibles soluciones para después llegar a un entendimiento.

“Creo que el reto del cambio tecnológico es saber adaptarlo a tu entorno. Cada empresa es distinta. Igual que el Excel se aplicó en empresas de una forma diferente, para nosotros, los abogados, la inteligencia artificial es un reto que nos va a imponer un cambio cultural”, comentó Olivera. “Cuando empecé teníamos tres abogados y cinco secretarias. Y le pasábamos todo escrito a mano. Escribíamos los recursos y los modelos los teníamos en fotocopias de papel, los recortábamos, los encolábamos”, contaba en referencia a las transformaciones que se han producido a lo largo de los años.

Los cambios llegan para todos, según expresaba Olivera: “Si no nos transformamos nos echarán. Y creo que ahora mismo la gran cuestión, para las personas que tenemos la suerte de dirigir el departamento legal de una empresa grande, está en qué hacer”. El directivo de Aleatica comentaba que a la IA aún le falta por madurar e hizo hincapié en que uno de los grandes retos de estos momentos consiste en no tomar una decisión equivocada.

Hay otras tareas más genéricas que requieren menos reflexión. Crespo, de Microsoft, habla de Copilot como de un asistente digital. No es una herramienta especializada en derecho, pero es genérico. “Cuando a veces tienes tres llamadas al mismo tiempo, ahora puedes elegir que sea Copilot quien vaya a la reunión”, señaló el directivo, y añade que la IA puede hacer una transcripción o decir al usuario si se ha hablado de él en la reunión. Este y otros usos del software de inteligencia artificial habrían ahorrado a los empleados de Microsoft una media de cuatro horas a la semana, según afirmó Crespo.

 

La gestión del talento en la era de la IA

Entre todas las cuestiones que aún están por determinar ante la nueva era que abre la IA en el sector legal, la gestión del talento es una de las más importantes. Ana Gómez, de Amadeus, recordó que es necesario tener en cuenta cómo piensan los más jóvenes. “Bajo mi punto de vista, son más cortoplacistas. Cuando empezamos a trabajar te apuntabas a todo porque lo que querías era aprender. Y ahora las preguntas que te hacen son muy distintas. Es una mentalidad muy diferente y hay que saber gestionarla”.

Para Crespo, la forma en que se han formado a los abogados juniors va a cambiar: “En la profesión jurídica va a haber una revolución y tenemos que ser conscientes. Antes hacíamos primeros borradores, se lo entregabas al senior y te lo devolvía todo corregido. A mí me dijeron la primera vez: ‘los cambios los podría meter yo, pero si los meto yo, tú no aprendes’. Francamente era la forma en la que aprendíamos”.

Esta forma más artesanal de aprender se transformará. Gómez reflexionaba sobre la ventaja de dejar atrás las tareas repetitivas: “La tecnología nos va a ayudar para eliminar toda esa tarea rutinaria. Quizá nos va a ayudar a centrar a las personas en la parte más técnica, la parte más humana”. Durante la mesa redonda surgió la idea de que los juniors serían quienes más aprovecharán la inteligencia artificial. Son los más ágiles con las nuevas tecnologías y quienes tienen destinadas tareas más repetitivas. Aunque hay otra corriente que piensa que son precisamente los seniors quienes más partido le pueden sacar a estas herramientas.

“Luego yo creo que va a haber en las empresas ese elemento cultural, de experiencia, que te lo da la posición senior, que es un poco el que arbitra”, apuntó Olivera e hizo referencia a la expresión ‘el joven conoce las reglas, el viejo las excepciones’.

En todo caso, todos coincidieron que se trata de alcanzar un equilibrio entre la inteligencia artificial y las capacidades de las personas. “Al final tenemos que intentar que cada uno esté donde más pueda dar de sí y donde más pueda brillar”, incidía Gómez. “Que cada uno haga lo que mejor sabe hacer, porque esto es un engranaje. Cada cual tiene su parte y todo eso después se cohesiona para que el resultado sea lo mejor posible”.