Brasil navega una odisea en su intento de crear una ley que regule el uso de la inteligencia artificial. Una vez más, la votación del proyecto de ley 2338/2023 ha sido pospuesta. ¿La razón? Las presiones que ha recibido el Senado brasileño por parte de la Confederación Nacional de Industria (CNI) del país.

Un nuevo capítulo para la historia de esta ley, que ha entrado por las puertas del Senado hace dos años y continúa estancada, sin votarse. La semana pasada, la CNI ha presentado un informe técnico sobre el proyecto de ley y se ha puesto en contra de un modelo regulatorio que podría poner a Brasil en un "riesgo de sufrir un aislamiento tecnológico" y con un impacto negativo a nivel socioeconómico, según informa la Folha de São Paulo; antes, ha llegado a tachar la ley como "la más restrictiva del mundo".

Si bien la CNI ha afirmado desde su inicio estar a favor de una regulación sobre la IA, y el sector ha exigido una mayor diferenciación entre desarrollo científico y tecnológico, además de exigir un modelo de control más laxo para ciertos tipos de IA antes de su introducción al mercado brasileño; otro punto en cuestión ha sido los derechos de los usuarios.

El Senado brasileño debate a varios frentes y puntos cardinales. Desde el oeste, el ala dura del gobierno exige un fuerte control previo y de entrada al mercado. Por el este, la estrategia del Partido Liberal (PL; bolsonaristas) en empaquetar a la IA como un todo y hacer batalla al gobierno de Lula en esta materia. Al girar la brújula 90º, encontramos a las big techs en el norte, que ningunean el proyecto de ley presentado, se alinean a algunos sectores del PL y amenazan con no invertir e instalar nuevos data centers en el país con el proyecto de ley presentado. Y por último, el CNI, en representación de la industria tecnológica nacional, que ha visto en la IA una oportunidad de desarrollo industrial, se ha mostrado activo en el debate proponiendo que en la ley se incluyan cuestiones como propiedad intelectual (el sector propone que se permita el uso de obras protegidas con compensación financiera, alineándose con las big techs, afirmando que esto podría restringir la creación de un modelo de IA en portugués) e impacto en empresas diferenciando entre pequeño y medio porte; también ha señalado que el proyecto de ley se superpone con otras legislaciones brasileñas como el Código de Defensa del Consumidor o la Ley General de Protección de Datos.

Encontrar un consenso sobre la regulación de la IA está resultando ser una tarea intrincada para Brasil. Queda por ver si el proyecto de ley finalmente se aprobará o seguirá enfrentando obstáculos, lo cierto es que esta novela brasileña parece lejos de terminar. El resultado dará forma al panorama tecnológico de Brasil y a su posición en el ámbito global de la IA.