Son muchas las cuestiones a debatir sobre la intersección entre inteligencia artificial y derecho. Y con el objetivo de abordarlas se planteó el Congreso IA Derecho y Empresa, organizado por Lefebvre y celebrado en la sede del Banco Santander de Luca de Tena (Madrid). En una jornada de ponencias y mesas redondas se habló del papel del abogado ante esta tecnología, de la transformación de la Administración de Justicia o de la gobernanza de la IA.
El CEO de Lefebvre José Ángel Sandín lo deja claro desde la introducción: “Quizá uno de los sectores donde más está impactando la IA es el sector legal”. La adopción en los últimos meses por parte de departamentos legales y bufetes de abogados ha sido vertiginosa, según se asevera desde el escenario del evento. Y rápidamente se da paso a las conferencias.
Se habla de la transformación digital en la Administración de Justicia, con especial hincapié en el impulso dado a la inteligencia artificial en los últimos tiempos, de la prestación de servicios legales apoyados en IA, de la importancia de la privacidad en los procesos, así como de las claves para ejercer una gobernanza adecuada dentro de las empresas.
Una de las mesas redondas destacadas del evento se orienta a desgranar la posición que tendrá la IA en la práctica legal. “Esto no ha hecho más que empezar. Pero hay que controlar las expectativas. La IA no vale para todo”, señala Alicia Muñoz Lombardía, directora de Gobierno, Regulación y Asesoría Jurídica de Banca Comercial de Santander España.
Durante la mesa se exponen dos facetas de la inteligencia artificial en el campo legal. Por un lado está el acompañamiento que la tecnología puede ofrecer al abogado, para agilizar algunas tareas. Pero desde hace tiempo ya se emplea para automatizar algunos procesos, como cierto tipo de búsqueda y comparación de datos.
Rosario Baquero, directora de Servicios Jurídicos de Finanzas, Administración y Control en Iberdrola y directora del Centro de Innovación Legal de Iberdrola (LINCE), explica la trayectoria que se ha seguido tradicionalmente a la hora de adoptar la tecnología. Lo primero fue rediseñar los procesos que llevaban a cabo los departamentos legales y los bufetes. Después empezó la digitalización y, más tarde, se automatizaron tareas. Ahora llega el próximo paso, de la mano de la inteligencia artificial generativa, que tendrá si cabe un impacto mayor en la forma de trabajar de los juristas.
“Tenemos que partir de una perspectiva conservadora pero aún así hay muchos casos en los que [la inteligencia artificial] puede ser útil”, señala Baquero y añade el ejemplo de la búsqueda legal, que se ve potenciada por la nueva tecnología. Sin embargo, matiza la necesidad de identificar primero las necesidades de la compañía o el despacho, para después implantar la IA en los casos donde sea realmente útil.
Pronto aflora la conclusión de que siempre debe haber una supervisión humana. El abogado es quien marca la estrategia, aunque la tecnología apoye las primeras fases de un asesoramiento. “Estamos reinventándonos como abogados con estas tecnologías”, destaca Noemí Brito, socia responsable del área de IT, IP y Legal Operations Transformation Services en KPMG Abogados, quien explica cómo los juristas se encuentran bien posicionados para aprovechar las utilidades de la IA. Subraya que esta tecnología se apoya firmemente en el lenguaje, como demuestra el predominio de los LLMs, y precisamente el lenguaje es la herramienta de trabajo de los abogados.
De ahí que Brito crea que los abogados tendrán un rol altamente estratégico dentro de las empresas. Serán parte de los procesos de gobernanza de la IA y del uso que se haga de los datos. Por tanto, cada vez será más necesario su concurso cuando se tengan que tomar decisiones respecto al despliegue de herramientas de inteligencia artificial.
Los retos que plantea la IA
A la pregunta del moderador, las tres participantes en la mesa redonda coinciden en la importancia de vigilar los modelos de IA. Los sesgos son una de las grandes preocupaciones. Alicia Muñoz, del Santander, lo resume así: “Tenemos que estar muy pendientes de la transparencia de los modelos y de la trazabilidad del dato. Tenemos que observar los modelos y evitar que se degraden”.
Para Rosario Baquero, de Iberdrola, hay que vigilar que los resultados de la IA sean explicables y siempre cuidar la privacidad de los datos. Para esto es necesario aplicar desde el diseño de las soluciones el RGPD. En ello hace hincapié Noemí Brito, de KPMG, que también recuerda que el reglamento sobre inteligencia artificial ya se ha empezado a cumplir. Aunque aún no esté en vigor, las empresas ya lo tienen en cuenta para definir sus procesos relacionados con esta tecnología. “Tenemos que empezar a trabajar y a adaptar nuestros procesos al reglamento”, advierte.
Baquero hace una puntualización: “Ya usamos IA desde hace años y cuando el reglamento solo era una propuesta hemos trabajado para adaptarnos. Pero nosotras operamos en empresas internacionales y habrá que conjugar nuestros procesos en las distintas jurisdicciones y legislaciones en las que operamos”, concluye. Esto quiere decir que no será tan sencillo como establecer una metodología global sino que habrá que adaptarla a las diferentes particularidades regionales.
Otro de los desafíos es el gobierno de los datos en el contexto expansivo de la inteligencia artificial. “Primero se está planteando la parte de gobernanza, cuáles son los principios que nos representan ante la IA y cuáles son las figuras que van a sustentar esto, cómo se va a estructurar todo a nivel de personas”, repasa Brito, que se refiere a los cargos que ocuparán los responsables de la gobernanza. Sin duda, serán equipos multidisciplinares. Tienen que estar representadas las áreas de Transformación Digital, Ciberseguridad, Tecnología y, por supuesto, Legal, entre otras. En este sentido, la directiva de KPMG Abogados señala que los abogados jugarán un papel de acompañamiento a las compañías por el camino de la IA responsable.
Muñoz interviene para reforzar esta visión del abogado como parte esencial de la compañía: “Son los abogados los que tienen que ser los process owners. Durante años hemos cometido el error de delegar en áreas de Tecnología procesos que eran competencias nuestras”. Ahora propone que sean los juristas, apoyados en todas las áreas involucradas, quienes lideren los procesos. Aquí subyace la idea de que el trabajo de un abogado corporativo ya no será solo asesorar sino convertirse en director de proyecto. Sin duda, todo un reciclaje de habilidades.