La UNESCO, en su documento de 2024 titulado "De qué hablamos cuando hablamos de Inteligencia Artificial", aborda los desafíos y oportunidades que presenta la inteligencia artificial (IA) en el contexto actual. Publicado por la Oficina Regional de UNESCO en Montevideo, este informe detalla cómo la IA se ha convertido en una tecnología omnipresente, transformando múltiples áreas de la vida humana, desde lo económico hasta lo cultural, pasando por el ámbito educativo y la justicia.
La IA ha dejado de ser un concepto exclusivo de la ciencia ficción para influir directamente en la vida cotidiana. Está presente en aplicaciones comunes como los sistemas de recomendación en plataformas de entretenimiento y comercio, en diagnósticos médicos y en la automatización de procesos industriales. Sin embargo, con su auge también han surgido debates sobre los riesgos éticos, como la equidad en su desarrollo y uso, y cómo sus avances pueden afectar los derechos humanos fundamentales.
Uno de los puntos centrales del informe es el rápido avance de la IA, que ha generado tanto entusiasmo como preocupación. Se la describe como una tecnología que puede resolver problemas complejos, pero también plantea grandes retos en cuanto a la privacidad, el uso de datos y la potencial perpetuación de sesgos. La UNESCO, consciente de estos desafíos, aprobó en 2021 la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial, cuyo objetivo es garantizar que su desarrollo respete los derechos humanos y promueva el bienestar común.
Impacto global
El informe subraya que la IA está impulsando una transformación global, modificando la forma en que operan las industrias y cómo las personas interactúan con la tecnología. En América Latina y el Caribe, esta revolución tecnológica representa una oportunidad para el desarrollo sostenible, pero también requiere que los países adopten políticas públicas que incluyan enfoques éticos y equitativos. Es esencial que las naciones de la región no solo se conviertan en usuarios pasivos de la IA, sino que participen activamente en su desarrollo, aprovechando su creatividad y diversidad.
Un aspecto destacado del documento es la diferenciación entre los tipos de IA: la IA basada en datos y la IA basada en conocimiento. La primera, que predomina en la actualidad, se fundamenta en el procesamiento de grandes cantidades de datos para identificar patrones y hacer predicciones. Sin embargo, este enfoque presenta limitaciones, como su dependencia de la calidad de los datos y el riesgo de reproducir sesgos preexistentes.
Por otro lado, la IA basada en conocimiento busca modelar el razonamiento humano a través de la formalización de conceptos y reglas. Aunque más avanzada en algunos aspectos, este enfoque enfrenta desafíos como la elevada complejidad computacional y la necesidad de expertos humanos para alimentar los sistemas.
El informe también pone de relieve los límites éticos de la IA, señalando que ningún sistema es completamente neutral. Los sesgos presentes en los datos o en el diseño de los algoritmos pueden llevar a resultados injustos o discriminatorios. La UNESCO subraya la necesidad de establecer marcos éticos que regulen el uso de la IA, asegurando que se utilice de manera justa y transparente.
IA ética y equitativa
La UNESCO propone un enfoque global para el desarrollo de la IA que promueva la equidad y el respeto a los derechos humanos. Este enfoque se centra en tres pilares: las personas, el planeta y la prosperidad. Es vital que la IA se desarrolle de manera inclusiva, evitando que aumenten las brechas sociales y garantizando que los beneficios de esta tecnología lleguen a toda la sociedad, sin dejar a nadie atrás.
Para ello, se necesitan políticas públicas que promuevan la investigación y el desarrollo en IA, así como la creación de marcos regulatorios que controlen su implementación. Además, es esencial que se invierta en la educación y la formación de profesionales que puedan contribuir al desarrollo de una IA que refleje los valores y necesidades de la región.