En el sector jurídico, el uso de la inteligencia artificial es cada vez más ostensible. Con la promesa de mejorar las capacidades de los profesionales del derecho, las herramientas de IA están transformando la práctica tradicional y ofreciendo una eficiencia y precisión sin precedentes. Sin embargo, sigue siendo una herramienta tecnológica con imprecisiones. Por ello, necesita la supervisión de una persona especialista en la materia, para corregir errores y revisar el resultado.
Usar la IA en la investigación jurídica
Una de las aportaciones más significativas de la IA de la que se pueden aprovechar los abogados es la búsqueda legal. Esta tarea, que tradicionalmente lleva mucho tiempo, implica examinar grandes cantidades de datos para encontrar información relevante dentro de documentos diversos de tipo jurídico. Pero la IA puede analizar rápidamente textos legales, estatutos y jurisprudencia e identificar información relevante con notable precisión.
Por ejemplo, la IA puede ayudar a buscar automáticamente información sobre algún material o precedente relevante para un caso. Del mismo modo, estas herramientas pueden mejorar la investigación jurídica al permitir a los abogados navegar rápidamente por bases de datos exhaustivas, obteniendo más información e identificando precedentes a una velocidad que ningún ser humano podría alcanzar.
Aunque la IA reduce significativamente el esfuerzo manual necesario para la investigación jurídica, la experiencia del abogado sigue siendo crucial. Por mucho que la inteligencia artificial sepa analizar miles de documentos e interpretar patrones, el abogado será el encargado de implementar esta información en su estrategia para el caso y filtrar sobre la misma (para revisar si toda es válida o no).
El uso de la IA para la revisión y el análisis de contratos
La IA también es una muy buena herramienta para la revisión de contratos. Mediante el aprendizaje automático, las herramientas de IA pueden identificar cláusulas problemáticas y destacar posibles riesgos y de cumplimiento para el cliente. Esta automatización acelera el proceso de revisión y garantiza un alto nivel de precisión.
Eso sí, pese a la eficiencia de la IA en el análisis de contratos, la evaluación final la deben hacer abogados. Al aplicar sus conocimientos jurídicos y tomar una decisión basada en los matices de la ley y el contexto contractual específico, los trabajadores de la ley pueden asegurarse de cumplir los deseos del cliente y ofrecer un servicio totalmente satisfactorio. Además, son estos profesionales los que tendrán que hablar con el cliente, asegurándose de que están siguiendo un camino consensuado entre ambos.
El uso de la IA para el análisis predictivo en litigios legales
La capacidad de la IA para realizar análisis predictivos es otro ámbito del que se pueden aprovechar los abogados. Mediante el análisis de datos históricos y resultados de casos anteriores, la IA puede predecir tendencias y resultados futuros con un alto grado de precisión. Esta información puede ser muy valiosa a la hora de formular estrategias jurídicas y tomar decisiones informadas sobre la continuación de los litigios.
Claro que a la hora de formular dichas estrategias y tomar decisiones apropiadas, son los abogados quienes deben usar su experiencia e intuición para decidir. El elemento humano es fundamental a la hora de interpretar las predicciones generadas por la IA, considerar los aspectos únicos de cada caso y tomar decisiones finales basadas en un conocimiento exhaustivo de las prácticas jurídicas y las necesidades del cliente.
La inteligencia artificial no es una tecnología para sustituir a los abogados sino que sirve para hacer ciertas tareas repetitivas por ellos. Así, la IA permite a los abogados centrarse en aspectos más complejos de su práctica, como formular estrategias, hablar con los clientes y representarlos ante los tribunales.
Sin embargo, el éxito de la integración de la IA en la práctica jurídica requiere un enfoque equilibrado en el que los abogados aprovechen el poder de la IA sin perder de vista su papel indispensable en la aplicación del juicio, la garantía de una práctica ética y la protección de los intereses de sus clientes. A medida que el sector jurídico siga evolucionando, la relación simbiótica entre los abogados y la IA se convertirá sin duda en una piedra angular de la práctica moderna.