Casi todo lo que se dice de la inteligencia artificial son alabanzas y asombro. Más en un contexto de entusiasmo generalizado. Sin embargo, los riesgos a la hora de emplear la tecnología no pueden desestimarse sin reflexión. El uso de la IA en la investigación jurídica está marcando el comienzo de una nueva era de eficiencia. Pero este avance tecnológico también trae consigo varios retos y preocupaciones para los profesionales legales.
Vigilar las alucinaciones de la IA
Una de las mayores preocupaciones es el fenómeno conocido como "alucinaciones de la IA", en el que los sistemas falsean información o citan casos inexistentes en su intento de hacer predicciones y generar respuestas. Esto pone en peligro la integridad de los procedimientos judiciales y la reputación de los bufetes de abogados.
Un caso ilustrativo es el de Roberto Mata contra Avianca, en el que la confianza de su abogado, Steven Schwartz, en contenidos inexactos generados por IA, llevó a la presentación de un documento con casos inexistentes, lo que le costó una multa al abogado. Este caso pone de relieve la importancia de un escrutinio riguroso y una verificación independiente de los resultados de la IA antes de que se utilicen en un contexto jurídico.
Otro problema importante es el sesgo algorítmico y la discriminación, un subproducto de los conjuntos de datos sesgados o incompletos utilizados para entrenar los sistemas de IA. Esta problemática se presenta de diversas formas: desde los riesgos de las herramientas de contratación en línea hasta algoritmos de justicia penal que perpetúan la discriminación contra individuos o grupos. Tales sesgos no sólo socavan la equidad e imparcialidad que se espera en la práctica de la ley, sino que también exponen a las empresas a posibles violaciones legales y éticas.
La confidencialidad y la privacidad de datos
La violación de la confidencialidad es un riesgo crítico asociado a la IA en la práctica jurídica. La dependencia de esta en grandes cantidades de datos, incluidos datos personales, crea un riesgo de divulgación no autorizada o de manipulación incorrecta de los datos durante los procesos de entrenamiento. La profesión jurídica, obligada por estrictos acuerdos de confidencialidad, debe proceder con cautela, establecer parámetros claros para los tipos de datos que se compartirán con las plataformas de IA, y sólo seleccionar soluciones que se adhieran a las normas éticas y legales.
De igual manera se plantean problemas de privacidad, ya que los productos de IA a menudo recopilan datos de los usuarios y pueden compartirlos con terceros no especificados. Esta práctica no sólo viola las leyes de privacidad de varios países, sino que también corre el riesgo de socavar la confianza de los clientes. Los profesionales jurídicos deben permanecer vigilantes y asegurarse de que cualquier herramienta de IA que utilicen respeta y protege la privacidad del usuario según las leyes aplicables.
Riesgos relacionados con los derechos de autor y la propiedad intelectual
Los problemas de derechos de autor y propiedad intelectual surgen cuando la IA utiliza material protegido por derechos de autor para sus datos de entrenamiento, a menudo sin la debida atribución. Esto plantea un riesgo significativo de infracción involuntaria de los derechos de autor y complica la situación jurídica de los profesionales que confían en los contenidos generados por la IA.
Cumplir las leyes de derechos de autor y aplicar los conocimientos jurídicos propios a las respuestas de la IA es fundamental para navegar con seguridad por este campo de minas legal.
Trazar un camino seguro a través de la integración de la IA
A medida que la IA se introduce en la profesión jurídica, los retos de la precisión de la información, el sesgo algorítmico, la violación de la confidencialidad, los problemas de privacidad y las cuestiones de derechos de autor no harán sino aumentar. Sin embargo, mediante la aplicación de medidas proactivas, como el establecimiento de directrices de uso claras, la realización de evaluaciones exhaustivas de las herramientas de IA y la actualización de la normativa, los equipos jurídicos pueden superar estos retos.
La integración de la IA en la práctica jurídica requiere un equilibrio entre el aprovechamiento de las eficiencias tecnológicas y la defensa de las normas éticas y jurídicas de la profesión para garantizar que la abogacía siga siendo un bastión de confianza e integridad en la era digital.