Hay IAs que se utilizan para generar imágenes, pero también y voz sintética, incluso música.
Para el trabajo más clásico de oficina hay herramientas de IA que resumen archivos de Power Point, otras que generan presentaciones a partir de las instrucciones del usuario e incluso las hay que crean fórmulas de Excel solo con indicarle lo que quieres.
Sin duda ChatGPT es la IA más conocida. Pero hay infinidad de ellas. A raíz del lanzamiento de la herramienta de OpenAI han surgido muchas otras que llevan a cabo tareas específicas. De esta manera, buscan especializarse en determinados trabajos para obtener los mejores resultados, a medida que los sistemas de inteligencia artificial aprendan de las interacciones con los usuarios. Porque la IA aprende, sí.
Creatividad visual y sonora
ChatGPT es un todoterreno. Sirve para redactar textos, resumirlos, traducirlos, hacer resúmenes y hasta programar código. Pero la inteligencia artificial generativa tiene otras muchas utilidades. Las hay que sirven para crear imágenes. Así, un usuario puede pedir a una IA que le haga una fotografía realista del skyline de Nueva York o que genere un dibujo ilustrativo para niños de una selva con animales salvajes. Pero también podría enviar a la herramienta una foto de Nueva York y pedirle que la convierta en una ilustración con el estilo de Pixar.
Algunas de las herramientas que son capaces de llevar a cabo estas tareas son el modelo de IA para generar imágenes de OpenAI, o Stable Diffusion, desarrollado por la startup Stability AI. Para el mismo trabajo sirve el sistema Midjourney, aunque en este caso se trata de un sistema algo más complejo: permite ajustar más el resultado, aunque para hacerlo hay que conocer bien cómo dar las instrucciones.
Este campo de la inteligencia artificial generativa, que engloba a todas las herramientas capaces de generar contenido, también permite crear vídeos. Hay herramientas, como RunwayML o Syntesia, que generan animaciones o vídeos realistas a partir de un prompt o instrucciones dadas en texto. A continuación os dejamos con un ejemplo sencillo de lo que estos sistemas pueden hacer.
Los vídeos creados de esta manera se pueden combinar con los resultados obtenidos en aplicaciones como Eleven Labs o Resemble AI, ambas capaces de generar voz realista en base a un texto escrito o hablado. Permiten diferentes entonaciones, con lo que se puede dotar a la locución de mayor entusiasmo o de un acento grave, según nos interese. Incluso existen modelos capaces de generar música para acompañar la narración sintética y las imágenes. es uno de ellos y produce melodías y canciones a partir de las descripciones que le introduce el usuario.
que generan presentaciones con diapositivas a partir de la información que compartes con el sistema, como hace Gamma, que también entrega páginas webs a partir de las instrucciones que le damos.
Redacción y productividad
Para redactar textos existen muchas herramientas. Las hay de carácter general, como ChatGPT o Google Bard, que sirven también para otras tareas. Pero la especialización tiene beneficios en el resultado y esto es lo que buscan sistemas como Jasper o wordtune. Ambas permiten crear textos desde cero, reescribirlos o modificarlos. Pueden ser breves pero también de cierta extensión. Y se pueden utilizar para crear una introducción o una conclusión en base a un texto ya redactado.
Otra de las tareas con las que puede ayudar la IA es con el resumen de textos. QuillBot utiliza inteligencia artificial para llevar a cabo este trabajo, al tiempo que revisa la redacción para hacer sugerencias, como sinónimos. La inteligencia artificial llega incluso a tareas tan concretas como la de producir copies o frases cortas, que tradicionalmente se utilizan en publicidad y marketing. Una herramienta que cumple con esta función es copy.ai.
Existen herramientas de IA para traducir en múltiples idiomas, como DeepL o Google Translate, y otras que permiten extraer datos o resúmenes de archivos Power Point o PDF, como hace SlideSpeak. Son funcionalidades que resultarán útiles para trabajadores de oficina, al igual que la propuesta Otter.ai, orientada a reuniones de trabajo. Esta IA graba audio y toma notas de una videollamada, al tiempo que hace capturas de las diapositivas. Y es que existe una IA para casi todo. ¿y para Excel? Pues también. MagicFormula permite crear fórmulas de Excel a partir de las instrucciones del usuario.
Programación de código
De nuevo, tanto ChatGPT como Google Gemini y otros chatbots generales son capaces de programar. Pero existen herramientas más afinadas para esta tarea. Una de ellas es OpenAI Codex, que precisamente pertenece a la empresa desarrolladora de ChatGPT. Su objetivo es transformar las instrucciones del usuario, enunciadas en lenguaje natural, a código.
Otro de los sistemas orientados a programar es GitHub Copilot, que de hecho utiliza como motor a OpenAI Codex. Este tipo de herramientas actúan como generadores de código y como asistentes, pues sugieren cambios, incluso funciones enteras ya programadas.
En el campo legal
Como la IA se ha desplegado en todos los campos, el ámbito legal no es una excepción. Ya existen inteligencias artificiales capaces de revisar documentos en busca de datos concretos o precedentes para un caso. También sirven para apoyar el proceso de búsqueda e investigación legal, así como para preparar reclamaciones o instancias.
CoCounsel, Lex Machina o Harvey son algunos de los modelos capaces de llevar a cabo estas tareas y otras, como el análisis de contratos o la comparación de estrategias a la hora de enfrentarse a un caso.