Ser un símbolo místico y sagrado en diversas culturas, protagonista de películas de Disney o inspiración en la poesía de Pablo Neruda no ha impedido que el elefante africano sea uno de los animales más codiciados en el mercado negro. Cada día, 96 elefantes salvajes africanos son asesinados debido al comercio de marfil. Este ‘elefanticidio’ parece no tener fin: en la cuenca del Congo, más del 80% de la población ha sido exterminada por la caza furtiva y la pérdida de su hábitat. Ya en su Oda al elefante, Neruda advertía: "El reino de los elefantes y fue con sal y sangre la genérica guerra en el silencio".

La lucha por la conservación de esta especie en peligro de extinción es compleja y muchas veces frustrante, debido a la dificultad de frenar la matanza indiscriminada. Sin embargo, algunos no se rinden; al contrario, ponen su empeño, conocimientos y tecnología al servicio de la búsqueda de soluciones.

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"Me gustaría decir que todas las buenas ideas nacen de una taza de té o café, pero este no fue el caso...", comenta Adam Thompson, embajador de Alemania en el Pacto por el Clima de la UE y líder del grupo de consultoría global de IBM en finanzas sostenibles.

Tecnología en la conservación

Thompson es un defensor acérrimo de la naturaleza. Con una casa pasiva construida con un 98% de energía renovable y un jardín sostenible, Thompson predica con el ejemplo. Además, es miembro de la Junta Consultiva Oceánica del Ocean Frontier Institute y ha trabajado en IBM durante más de 18 años. Bajo su liderazgo, IBM ha dado un paso firme en el ámbito de la conservación.

A través de redes personales, Thompson supo que una organización llamada Rebalance Earth, un fondo para la naturaleza con sede en el Reino Unido, ya estaba colaborando con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en iniciativas de conservación. Así nació la colaboración entre IBM y WWF, anunciada en agosto de este año, para monitorear especies en peligro, comenzando con el elefante de selva africano. Este proyecto tiene como objetivo utilizar cámaras camufladas y la inteligencia artificial (IA) para identificar individualmente a los elefantes, mejorando así los esfuerzos de conservación.

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Según Thompson, la clave está en "cuantificar los servicios ecosistémicos que presta un elefante", un concepto que se refiere al papel del elefante como "capital natural". Las preguntas que se plantean son técnicas pero fundamentales: "¿Acaba un elefante con la vegetación de baja densidad? ¿Recorre 250 hectáreas que ayudan a aumentar las métricas de biodiversidad? ¿Cómo podemos usar la tecnología para medir estos impactos?"

IA en la identificación de elefantes

En la fase piloto, IBM ha combinado la experiencia en conservación de WWF con sus capacidades tecnológicas. A través del software Maximo Visual Inspection (MVI), impulsado por IA, se analizan imágenes y videos de los elefantes para identificar sus características físicas, como colmillos y arrugas en las orejas, que actúan como una huella digital.

Antes de la implementación de IA, la vigilancia de los elefantes requería un trabajo manual exhaustivo, con cámaras trampa que capturaban solo dos imágenes por animal. Ahora, con la IA, es posible obtener hasta veinte imágenes de un solo elefante, lo que mejora la precisión del monitoreo y permite mapear sus movimientos de manera más efectiva.

El equipo de IBM también ha tenido que adaptarse a los desafíos del terreno. Thompson señala que el estrés es una preocupación importante para los elefantes. El uso de collares de seguimiento, una técnica común para rastrear animales, no es viable en estos casos, ya que puede aumentar la tasa de mortalidad hasta en un 15%.

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La recolección de datos también ha sido un reto: se requiere personal sobre el terreno para recoger manualmente las tarjetas SD de las cámaras trampa. Además, el etiquetado manual de los elefantes al principio del proceso es necesario para que la IA aprenda a distinguir entre individuos. Sin embargo, una vez que el algoritmo comienza a aprender, el proceso se automatiza, lo que reduce la necesidad de intervención humana.

Escalabilidad del proyecto y nuevos retos

Thompson destaca que otro desafío ha sido mejorar las técnicas de imagen. "Tuvimos que entrenar al sistema para diferenciar no solo entre un elefante africano y uno asiático, sino también entre elefantes del bosque y del desierto. Fue un reto, pero gracias a nuestra plataforma, Maximo, logramos avances rápidos".

Los resultados de este esfuerzo han sido sorprendentes. El reconocimiento de los elefantes ha superado el 90% de precisión, y el equipo está entusiasmado con la posibilidad de combinar estos datos con información geoespacial para mejorar aún más el seguimiento de los elefantes y, eventualmente, aplicarlo a otras especies en peligro.

Captura de carbono y su impacto

Además del monitoreo, IBM y WWF planean utilizar su plataforma de Environmental Intelligence para evaluar los ecosistemas donde viven los elefantes y calcular el valor financiero de los servicios de captura de carbono que proporcionan. Los elefantes de selva africanos son fundamentales para el equilibrio ecológico, ya que contribuyen al almacenamiento de carbono en los bosques.

Cada elefante puede aumentar significativamente la capacidad de absorción de carbono de la selva, lo que beneficia a las empresas que buscan compensar sus emisiones y alcanzar objetivos de sostenibilidad. Como Thompson señala, los elefantes no solo eliminan la vegetación de baja densidad, sino que también dispersan semillas que, al pasar por su sistema digestivo, tienen mayores probabilidades de germinar. Esto favorece la regeneración de los bosques y, en última instancia, la captura de carbono.