Los abogados pueden utilizar herramientas de IA para revisar un documento legal y extraer fragmentos relevantes o para redactar un borrador de contrato. Pero también para tareas más estratégicas, como analizar la situación legal de un caso.
Se habla mucho de las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial para ahorrar tiempo, aumentar eficiencias, mejorar procesos. Pero esto no siempre se concreta en ejemplos prácticos, que ilustren cómo se utilizan estas herramientas. El sector legal se cuenta entre aquellos que se verán impactados por la tecnología casi desde el principio. De ahí que hayamos recogido algunos casos específicos de cómo un abogado usa la IA en sus tareas diarias.
En estos momentos algunos profesionales del derecho ya utilizan herramientas de IA para agilizar sus tareas. Pero la adopción de la tecnología no dejará de crecer en los siguientes años. Veamos algunos ejemplos prácticos de cómo los abogados pueden emplear la IA.
Redactar el borrador de un contrato
Esta es una de las funciones que mejor puede llevar a cabo la IA, con el fin de ahorrar tiempo a un abogado. Se le puede pedir que revise un documento legal, cualquier tipo de acuerdo o contrato, e identifique los riesgos para el cliente. En lugar de revisar punto por punto el texto, el profesional puede ir a las partes señaladas por la herramienta. También resultará útil para enviarle una explicación por escrito al cliente donde se plantea cómo queda la situación legal. Así, el jurista puede centrarse en cómo mitigar los riesgos, en lugar dedicar tiempo a descubrirlos.
Agilización del papeleo
Los modelos de IA pueden navegar entre toda la documentación legal, para extraer información concreta en base a palabras clave o a un propósito expresado en un prompt. Pero también pueden redactar emails a clientes, responder comunicaciones a la Administración, estructurar e incluso generar el texto de una reclamación o de una instancia.
Hacer una búsqueda legal
Otro de los ejemplos prácticos de uso de la IA para abogados es la automatización de la búsqueda y la investigación. A la herramienta se le pueden presentar documentos, como normas en vigor, y pedirle que extraiga la información relevante para un determinado caso.
Pero las IAs pueden ir más allá. No solo son capaces de bucear en textos legales que les presentemos, también tienen Internet a su alcance. De manera que los juristas pueden acelerar el proceso de investigación que se lleva a cabo a lo largo y ancho del mundo online. Pueden obtener datos publicados en los medios de comunicación en torno a un suceso, analizar publicaciones en redes sociales e incluso los emails de los implicados, siempre que el abogado tenga acceso a ellos.
Analizar la situación legal
Los abogados también pueden emplear una IA para analizar la situación legal en la que se encuentra un cliente. Tal vez no tenga un nivel de detalle exhaustivo, pero la evaluación que haga la herramienta podría servir como una primera aproximación o unas impresiones a primera vista.
Para que la IA cumpla su propósito con eficacia será necesario proporcionarle toda la documentación posible. Para empezar, deberá contar con la legislación relevante y otros textos normativos que sean de aplicación en el caso, así como con los hechos que han acontecido, a los que sumaremos todo el contexto posible. Evidentemente, también se indicará a la herramienta qué posición legal concreta queremos analizar. Como siempre que haya datos personales de por medio, anonimizaremos la información.
Preparar discursos en público
Esta es una tarea que muchas veces tiene que llevar a cabo un abogado, ya sea ante clientes, socios del bufete, para dar una conferencia o incluso en un juicio. Una IA puede ayudar a estructurar un discurso, darnos ideas para comenzarlo o terminarlo, incluso servir para indicarnos cuáles son los puntos fuertes que deberíamos tratar. Con el debido entrenamiento, la inteligencia artificial podría incluso ser útil para agilizar la preparación de un exordio o un alegato.
Corregir errores gramaticales y de ortografía
En los despachos de abogados se trabaja con grandes cantidades de texto. No solo se analiza, también se produce. Y aquí suele ser necesaria una corrección de ortografía y, a veces, de gramática. Esta es una tarea demasiado pesada de realizar para una persona y los correctores automáticos no siempre aciertan en todo. Sin embargo, los modelos de IA actual, desarrollados con tecnología de procesamiento de lenguaje natural, tienen la capacidad solventar estos errores.