Han sido muchos los proyectos empresariales que han nacido recientemente en la intersección entre el mundo legal y la inteligencia artificial. Bench IQ es uno de ellos. Esta startup de investigación jurídica con sede en Toronto, fundada por el empresario de tecnología jurídica Jimoh Ovbiagele y el antiguo socio de Kirkland & Ellis Jeffrey Gettleman, promete una novedosa aplicación de la IA en el Derecho.

Bench IQ pretende registrar los procesos de toma de decisiones de los jueces y ofrecer a los abogados una herramienta que trate de predecir cómo piensan los magistrados. En este sentido, el objetivo es aportar información privilegiada para adaptar argumentos y estrategias legales.

Bench IQ aprovecha la tecnología de IA basada en grandes modelos lingüísticos para analizar las resoluciones de un juez. Este enfoque proporcionaría a los abogados información detallada sobre los patrones de toma de decisiones de los jueces, una hazaña hasta ahora inalcanzable con las herramientas tradicionales de investigación jurídica. Esto lo conseguirían porque la inteligencia artificial puede analizar muchos datos y extraer patrones que informan sobre decisiones jurídicas estratégicas.

 

Tecnologías

El enfoque de Bench IQ fusiona la innovación tecnológica con la perspectiva jurídica que tienen los abogados. Al ofrecer una visión del razonamiento jurídico de los jueces que va más allá de las meras estadísticas, Bench IQ pretende ser una herramienta explicativa más que descriptiva. Esta distinción subraya el valor de comprender el por qué de las decisiones judiciales, lo que permite a los abogados adaptar sus estrategias con un nivel de precisión inigualable.

Las implicaciones de la tecnología de Bench IQ para la práctica jurídica son profundas. Al proporcionar información sobre los patrones de toma de decisiones de los jueces, los abogados pueden abordar los casos con una estrategia más informada, lo que puede conducir a resultados más favorables para sus clientes. Este nivel de conocimiento mejora la capacidad del abogado para tomar decisiones basadas en datos, un avance significativo respecto a la tradicional confianza en la intuición y la experiencia.

Aunque la promesa de Bench IQ es inmensa, también plantea consideraciones éticas en relación con la privacidad y el posible uso indebido. El compromiso de la empresa con la confidencialidad y sus patentes pendientes sugieren un enfoque consciente de estas preocupaciones. Aunque, de cara al futuro, pueden surgir preocupaciones éticas relativas a los datos de los jueces o a los de los casos tratados.

La incursión de Bench IQ en el ámbito de la tecnología jurídica marca un hito importante en la aplicación de la IA al derecho. Al ofrecer una ventana a la mente de los jueces, la startup no sólo promete mejorar las estrategias jurídicas, sino también infundir un mayor sentido de confianza en el proceso legal. A medida que esta tecnología siga evolucionando, su impacto en la profesión jurídica y en otros ámbitos será observado sin duda con gran interés.